30 consejos para educar bien
Los mejores especialistas de Chile y sus tips para que nuestros escolares progresen en el colegio. Para padres, profesores y estudiantes.
POR MARÍA CRISTINA JURADO
El nuevo profesor
1 PRIVILEGIAR EL LIDERAZGO POR SOBRE LA TÉCNICA.
Los profesores tienen que convencerse de que son ellos y nadie más los responsables de que los niños aprendan. “Creer que una determinada técnica o didáctica es la solución, es una fantasía” , dice Tomás Recart, director ejecutivo de Enseña Chile. A la técnica, aseguran los expertos, hay que mirarla como lo que es: una mera ayuda. “Los computadores pueden ayudar, pero nada sustituye ese momento mágico en que el profesor interactúa con sus alumnos”, dice el ministro de Educación, Joaquín Lavín. Para ser líderes, los profesores deben cambiar el switch mental, comenzar a sentirse importantes y dejar de sentirse funcionarios. Y una visión optimista de la educación es fundamental para formar estudiantes con mística. Se concuerda en que ni las redes sociales ni un computador o una calculadora de última generación reemplazarán jamás a la palabra bien dicha de un maestro. Las generaciones jóvenes están ávidas de una guía. Los niveles de deserción se agravan porque hoy el alumno tiene los mecanismos para buscar la información por su propia cuenta en la red, y no necesita a un profesor como mero transmisor. El liderazgo marcará la diferencia.
2 ABRIR LA CLASE A LOS PARES.
Romper la idea de que el profesor es dueño de la clase y de que un sistema de enseñanza autoritario es el único eficaz, marcaría una gran innovación en el sistema educativo nacional, dice Patricio Pfelmer, experto de la Universidad de Chile. “Hoy existe la creencia de que el profesor es el dueño de su clase y allí nadie puede meterse. Abrir la clase a los pares, ¡esa sí que sería innovación!”. Se concuerda en la idea de que si los maestros permitieran la entrada de otros para observar su trabajo, permitiendo la crítica mutua e incluso la grabación, se incentivaría el progreso y la búsqueda de cánones de perfeccionamiento en la docencia. Una definición conjunta de lo que se precisa innovar dentro del aula, sería una de las consecuencias de esta apertura.
3 EVALUACIONES POR ESCRITO.
Según el presidente de la Asociación Metropolitana de Padres, Madres y Apoderados, Eduardo Catalán, un cambio profundo en los sistemas de evaluación está considerado como una de las medidas más urgentes a tomar en la educación actual. “Aunque los profesores no deciden este tema, sí lo implementan. Es imperiosa la necesidad de comenzar a tomar las evaluaciones por escrito: es imposible que aumente la calidad de la educación si más de la mitad de los estudiantes en Chile no sabe leer”. Catalán y otros expertos tienen la experiencia de conocer a alumnos que creen haber leído y, sin embargo, su lectura no arroja ningún tipo de comprensión. Es decir, no leyeron en la realidad. Saber leer no es sólo unir palabras o fonemas, sino comprender acabadamente lo que se lee. La existencia de pruebas con alternativas, común hoy en los colegios, en vez de mejorar los rendimientos, contribuiría a que los estudiantes no tengan la costumbre ni hagan el esfuerzo de leer.
4 MODERNIZAR LOS CURRÍCULOS DE ENSEÑANZA.
Los expertos concuerdan en que en Chile urge una reforma curricular. Una que consolide áreas sensibles de la enseñanza como matemáticas, lenguaje y ciencias, e integre, con importancia, otras áreas del saber: música, artes visuales, patrimonio, educación física. Estas áreas son tomadas hoy como disciplinas apenas complementarias. El acortamiento y la modernización de las grillas curriculares parecen ser prioridad. Un currículum escolar globalizado y más corto que respete la realidad social de cada establecimiento, y adaptado a cada región de Chile, surge como una necesidad apremiante.
5 PROFESORES DESTACADOS EN EDUCACIÓN BÁSICA
Destinar a los mejores maestros a enseñar en los primeros años de escolaridad sería una de las grandes herramientas para comenzar a mejorar la educación en Chile. Partiendo de la base que el profesor ya 3no será un mero transmisor de información, sino un orientador con liderazgo que ejercerá una poderosa guía en el aula, poner a los mejores en el punto de partida del proceso educativo -la prebásica y primeros años de básica- asegura un desarrollo integral hacia el futuro. En esta misión, la tecnología servirá exclusivamente de apoyo, pero lo esencial será la palabra, el aprendizaje lecto-escritor y las primeras nociones matemáticas y espaciales. La educación mejorará cuando el profesor se sienta absolutamente responsable de lo que logra movilizar en cada alumno y no encuentre mejor lugar para debutar en la tarea que en la infancia. De lo que el escolar absorba en esta etapa y de su formación inicial, dependerá su rendimiento futuro.
6 ENCANTAR AL ALUMNO.
El verbo encantar adquiere, para Francisco Claro, decano de la Facultad de Educación de la Universidad Católica, cualidades casi mágicas si se aplica a la docencia.
“Un buen profesor sabe lo que enseña y sabe transmitirlo. Si a eso se agrega la capacidad de encantar al alumno con el aprendizaje, entonces tendremos a un docente efectivo que cumple las metas que todos esperamos”. Recuerda las palabras de Gabriela Mistral cuando afirmó que si ella fuese la Directora de una Escuela Normalista no le daría el título a alguien que no tuviese “… algo de encantamiento”. Seducir es la clave de la enseñanza y la mejor manera de lograr resultados dentro de la sala.
7 PENSAMIENTO ORIGINAL.
Si cada profesor pensara la educación desde sí mismo, si se atreviera a reflexionar desde sus propios valores, la educación comenzaría a adquirir un plus, el que tiene una educación con coraje intelectual. “Los únicos que han tenido esa valentía interior han sido nuestros poetas, quienes han creado un pensar original sobre las cosas y el mundo, como lo hizo Gabriela Mistral”, dice Cristián Warnken, decano de Educación de la UDD. Esa idea rescataría la intuición y la aplicaría al pensamiento. Un maestro debiera también convertirse en un narrador: así, el profesor de matemáticas contaría las matemáticas, y el de geografía, la narraría como un cuento, despertando la motivación de sus alumnos. Sería el fin del profesor que sólo entrega información, rol que parece cumplir hoy. De paso, innovaría, porque “la mejor innovación es hacer bien las cosas”, dice Tito Larrondo, director del Centro de Innovación, Investigación y Evaluación en Educación de la Universidad de Playa Ancha. Rescatar la oralidad para formar una generación de profesores-narradores fomentará el aumento de vocabulario, la resolución de problemas, el sentido crítico y un discurso propio entre los escolares.
8 DESACRALIZAR LA TECNOLOGÍA.
Los estudiantes de hoy se conectan al conocimiento por vías que han cambiado radicalmente en los últimos diez años. Son niños absolutamente tecnologizados. De acuerdo a las proyecciones, esta cercanía a elementos tecnológicos irá en aumento. Sin embargo, ella no es la respuesta a todas las plegarias, lejos de eso, dicen los expertos. Los profesores más exitosos serán quienes logren despertar la curiosidad de sus alumnos y les enseñen las herramientas para ordenar y clasificar el alud de información, dice Luz María Budge, Decana de Educación y Ciencias de la Familia de la Universidad Finis Terrae. No son las nuevas aplicaciones lo que va a generar sorpresas en el futuro de nuestros niños, sino la capacidad aprendida para procesar la información obtenida. Y eso depende del profesor. En educación, hay que bajar a la tecnología del pedestal donde se encuentra.
9 APRENDER A ENSEÑAR.
La gran técnica indispensable a desarrollar con los profesores es enseñarles a enseñar, asegura Verónica Abud, jefa de la División de Educación General del Ministerio de Educación. “Que los profesores conozcan el desarrollo intelectual de los niños para poder entregarles un contenido significativo de acuerdo a su propia realidad”. Y, desde ella, enseñarles a resolver problemas con un análisis adaptado a su capacidad intelectual. Sería la vía para alcanzar mejores y más rápidas metas en diversas disciplinas. Con esta perspectiva, los alumnos se involucrarían más y la motivación crecería. Según los expertos, el acercamiento de la enseñanza al nivel cognitivo de cada uno en la sala de clases, marcaría una tremenda diferencia.
10 ACHICAR LOS CURSOS A MÁXIMO 30 ALUMNOS.
En la mayoría de los casos, los cursos en la educación municipalizada chilena llegan o superan los 45 alumnos. Frente a esta realidad, se esfuma la posibilidad de la más mínima enseñanza personalizada, visión que ha marcado el éxito en aquellos países que han logrado el mejoramiento educativo. Una personalización en la enseñanza es imprescindible para que el estudiante se motive. Por ejemplo, hay establecimientos afectados por problemas serios de drogas que precisan de un discurso diferente de parte de sus profesores, pero en la práctica esto no se da: el énfasis está puesto en el control de la disciplina y en pasar la materia, tareas que se convierten en titánicas por el gran número de estudiantes. El acento está hoy puesto en el control y eso debe cambiar.
El estudiante empoderado
1 TRES PALABRAS CLAVE
Autoexigencia, autonomía, autocrítica. Después de acuñar cuidadosamente la necesidad de vivir una vida con sentido, como segunda meta un estudiante debería aferrarse a estas tres palabras. Ser autoexigente en su desempeño, autónomo en sus juicios y autocrítico respecto al resultado de su aprendizaje, llevaría a los alumnos chilenos muy lejos. Las reglas escolares, los esquemas y los horarios no fueron creados para molestar, sino porque una cierta estructura en la educación es fundamental para lograr la armonía y el desarrollo. Mientras antes lo entiendan los alumnos, más veloz será la carrera hacia la meta de aprender. La autonomía y la autoexigencia escolar alcanzan hasta la casa: son los mismos estudiantes quienes deben fijarse un horario de estudio. Después, cumplirlo.
2 PERSEVERANCIA Y PARTICIPACION
Es muy necesario que el alumno se involucre en su aprendizaje, dice Verónica Abud. “Hoy éste es sólo un receptor de lo que se le enseña. Si a cada alumno se le pide investigar, enseñar, observar, sacar conclusiones, equivocarse y volver a empezar, experimentar, participará activamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje”. Abandonar la comodidad de sentirse un mero oyente en clases y convertirse en un protagonista del proceso educativo es uno de los grandes desafíos. Uno que exigirá grandes dosis de perserverancia: cambiar una mentalidad entronizada en años no es fácil. Tomás Recart, director ejecutivo de Enseña Chile, es de los que cree en los estudiantes chilenos: “Un alumno puede lograr lo que se proponga si está dispuesto a esforzarse y confía en su capacidad y perseverancia”.
3 NO AL ABUSO DE FOTOCOPIAS Y COPY-PASTE
El trabajo sin elaboración personal se ha convertido en uno de los símbolos de nuestro tiempo. Los estudiantes prefieren a veces el copy-paste desde internet a buscar las respuestas y procesarlas. Cambiar esta realidad es urgente. El decano de Educación de la UDD, Cristián Warnken, precisa que a los niños hay que exigirles más en este terreno: “Estamos invalidando a nuestros hijos, por ejemplo, cuando les hacemos las tareas, debilitando el músculo atrofiado de la voluntad, fundamental para la vida. Claro que esto que digo es distinto cuando hablamos de colegios altamente vulnerables socialmente”. Y volver a usar esquemas, mapas conceptuales, organizadores y resúmenes devolverá una visión humanista al trabajo escolar.
4 SENTIDO DE URGENCIA
Alumnos, tanto como profesores, deben inaugurar un sentido de urgencia para realizar los cambios en educación. Y así como es urgente cambiar el marco con que la profesión docente interpreta su función esencial, es muy importante, dice Tomás Recart, de Enseña Chile, que los alumnos se convenzan de que son dueños de su propio destino: que tracen el mapa del lugar donde están y del sitio que quieren alcanzar. Para acercarse a la meta, dejar de ver todos los plazos como de largo alcance y empezar a sentir la verdadera urgencia que el país requiere.
5 DEFINICIÓN DE METAS
Los expertos concuerdan en que nunca ha habido magia: en materia de educación, cada alumno debe esforzarse por buscar su camino. En esto, es esencial tener un proyecto de vida con sentido, que otorgue una proyección a sus experiencias en la educación. Que el alumno se haga responsable de conducir su formación al alero de un profesor que actúe como guía, sería la puerta de entrada a notables cambios y a un sostenido progreso. Los estudiantes tendrían, para esto, que cambiar su mentalidad: pasar de sentirse objetos a sujetos de su aprendizaje. Y empezar a creer de veras que no hay crecimiento real sin esfuerzo, sin un trabajo constante.
6 COMUNICACIÓN CON SUS PARES
Algunos de los grandes conflictos dentro del aula vienen de la incomunicación. Los estudiantes no confían en sus profesores y éstos no les conversan, no hay confianza tampoco entre los propios alumnos. Los expertos creen que una modificación de las relaciones dentro del colegio redundará necesariamente en un mejoramiento académico. Según Tito Larrondo, de la U. de Chile, el buen clima en un curso parte por la actitud con que el maestro acoge a sus alumnos. “No hay que hacer juicios acerca de sus carencias”. Reforzar una convivencia sana, en que el estudiante aprenda a ser propositivo y, en ciertos casos, cultivar dones de liderazgo, son señalados como grandes caminos hacia el progreso. Un colegio unido es más eficiente y con alumnos más felices. Sería también una ruta para terminar con el bullying y la violencia escolar. “Alumnos respetuosos, que contribuyan a que el clima en la sala de clases sea el adecuado para el aprendizaje”, dice el ministro Joaquín Lavín.
7 TENER UN HOBBY
Para estimular aptitudes personales, descansar la mente, elaborar un camino hacia la realización personal y hacer un uso racional del tiempo libre, no hay mejor decisión para un escolar que tener un hobby. Es difícil que un coleccionista de autos en miniatura o un fanático de la guitarra caiga en las drogas. Una pasión verdadera empuja a un estudiante a canalizar su energía para poder realizarla, dice Tito Larrondo. “Practicar un hobby con valor educativo que estimule su interés por alguna área de desarrollo importante producirá, probablemente líderes en distintos ámbitos del quehacer escolar. Una convivencia sana produce respeto y participación y estimula el trabajo en equipo”. Si a esto se le agrega que la disciplina para cumplir un hobby -también un deporte- conlleva un elemento formador de la personalidad, es probable que ella revierta su potencia en los resultados escolares.
8 LEER, LEER, LEER
Leer correctamente, dicen los expertos, es una de las grandes bases del aprendizaje. Esto no es comprendido hoy a carta cabal en las escuelas, como tampoco se recuerda que la lectura es el paso imprescindible para escribir correctamente. No sólo hay que reforzar las horas de lectura, también la comprensión de los textos. Para Patricio Pfelmer, profesor e investigador de la U. de Chile, la tarea de leer más pasa por “realizar un uso intensivo del libro de texto del curso. Para ello ‘estudiar’ el libro con sus pares y aprender a sacarle el jugo. Innovar aquí puede ser que el profesor comprenda que usar un libro de manera más intensiva no va en contra de su profesionalismo y, al mismo tiempo, evitar usar textos voluminosos que los alumnos usan sólo de vez en cuando”.
9 TRABAJO EN EQUIPO
En el ámbito de la educación, que se integren estudiantes y profesores en un solo grupo de trabajo con la meta común del aprendizaje eficiente parece ser una de las soluciones que países exitosos en educación han encontrado. Si se potencia el trabajo en equipo, las metas se alcanzarán antes, se sistematizarán las reglas y su cumplimiento y los horarios se harán leves, aunque las exigencias sean altas. En este marco, el estudiante pasará de sólo estudiar para cumplir con el currículum a participar en forma proactiva en su propia formación. Es esta la gran finalidad del trabajo en equipo, un desafío difícil de cumplir, pero inevitable si queremos cambiar las estadísticas actuales.
10 UBICARSE EN EL MUNDO
No hay experto que no subraye la necesidad de que los estudiantes se inserten en la realidad que les tocó vivir. Eduardo Catalán, presidente de la Asociación de Padres, Madres y Apoderados, estima que es fundamental, a nivel de colegios, “volver a desarrollar la educación cívica, para fomentar los valores y reforzar el trabajo de la familia en este terreno”. Interesarse por participar en actividades que lo vinculen con la comunidad y fomenten su sentido de ciudadanía se constituye en un imperativo. Un estudiante no puede ni debe desligarse de su barrio, de su entorno y de sus pares en una actitud ojalá solidaria y participativa: la globalización. Un niño cooperador con su comunidad es un estudiante que crecerá sintiéndose parte del mundo en que vive. Es el fin de los ermitaños.
Padres menos clientes y más socios
1 LUGAR PARA ESTUDIAR
Estudiar con eficiencia exige un horario, un método, un rito. El hábito correcto de estudio comienza en la prebásica porque, pasando cierta edad, ya es tarde. Por eso, anotan los especialistas, corresponde a los apoderados instaurar ciertas reglas y hacerlas cumplir, sobre todo, en los primeros años de colegio. Dentro de ellas, asignar un lugar específico en la casa para que sus hijos hagan sus tareas y repasen sus pruebas. La salita de estar, un dormitorio alejado y hasta un pasillo silencioso, donde se instalará una mesita y una silla, cumplen el propósito. Que la casa es chica y está llena de gente, no es excusa: siempre hay un rincón silencioso, y es deber del apoderado encontrarlo.
2 COMPROMETERSE Y CREER EN SUS HIJOS
En educación, creer en un niño debe reflejarse en acciones concretas para lograr progreso. Por ejemplo, un apoderado no debe etiquetar jamás a un alumno de tonto o flojo sólo atendiendo a un mal resultado. Para Cristián Cox, jefe de posgrado de la Facultad de Educación de la Universidad Católica, es fundamental “creer en el potencial extraordinario de sus hijos y acompañarlos para que ese potencial se despliegue plenamente”. Francisco Claro, decano de Educación de la UC, agrega que los padres deben dar un ejemplo en su concordancia y comprensión de la escuela elegida para sus hijos. “No pueden ignorar la alianza entre ellos y el establecimiento educacional y deben ser solidarios con éste en la difícil tarea de enseñar”. También deben cuidarse de dar el ejemplo en los valores que la escuela promueve. Por algo la eligieron.
3 NO HABLAR MAL DEL COLEGIO
Ni menos de sus profesores. El doble discurso que muchas veces los apoderados utilizan y promueven -sonreírle a la profesora, pero pelarla con amigos o sus propios hijos- es el peor negocio. Primero, es un pésimo ejemplo de actitud valórica frente a los niños. Segundo, no ayuda al niño a llegar lejos en sus intereses, produce confusión y no está cooperando a que su alumno progrese. Además, revela deslealtad y discordancia con los valores del colegio que uno mismo seleccionó. Es lo contrario de una actitud coherente. Los padres deben conocer a fondo el proyecto educativo del colegio y su plan de desarrollo anual. Y deben exigir cánones de mejoramiento progresivo y claridad de metas. Pero esto no implica una actitud destructiva.
4 EXPANDIR EL HORIZONTE CULTURAL
Pareciera que llevar a un hijo a la ópera o a un ciclo de cine-arte son cosas sin gran relación con el desempeño escolar. Error, dicen los especialistas. Pocas cosas más marcadoras en la infancia y en la adolescencia que abrir el mundo de un joven mediante actividades culturales. La música, las artes visuales, el teatro, la literatura, el cine, conducidos con inteligencia -no llevar a un niño de cuatro años a un concierto clásico que dura largas horas- inciden notoriamente en la formación de una persona y en su futuro. Estimula la avidez por aprender y aprehender conocimientos, refuerza la curiosidad intelectual y sienta bases espirituales, cualidades que, a la larga, repercutirán positivamente en el colegio. En un teatro y en un concierto, un niño aprende reglas de silencio, de comportamiento, respeto y paciencia. Y empieza a comprender el valor de disfrutar con cosas intangibles. La exposición a eventos culturales trae aparejada, de paso, una limitación de las horas de carrete, televisión e internet, un plus.
5 TOMAR RESPONSABILIDADES
“Los apoderados tendremos que dejar de pensar que debemos externalizar nuestra responsabilidad con nuestro hijos”, dice Cristián Warnken. Hoy, el desafío de lograr que un niño aprenda y aprenda bien recae en el profesor, el psicólogo, el neurólogo, el psicopedagogo y hasta en el terapeuta ocupacional, si necesario. Alguien, pensamos los padres, tiene que hacerse cargo de nuestros niños. Esta mentalidad no los está ayudando. Ya es hora de asumir que no hay mejor nicho educativo ni ejemplo más potente que el de los padres y la casa. “Hemos ido perdiendo progresivamente nuestra esfera de acción dejando nuestra vida en mano de expertos y mediadores. Un porcentaje muy alto de niños está “ritalinizado” , éste se reduciría si recuperáramos la autoridad”, dice Warnken. En esta nueva participación los apoderados deberían desarrollar conductas cooperadoras con los colegios y dejar de asistir a reuniones y charlas sólo por obligación.
6 HACER UN CONTRATO CON SU HIJO
Un apoderado puede -y debería- inaugurar un sistema de contratos con su hijo a nivel escolar. No estamos hablando de recompensas materiales, pero sí de ciertos estímulos que ayudarán al compromiso. Ofrecer, por ejemplo, tardes de esparcimiento, entradas para el cine o teatro, una ida a un concierto o una pequeña celebración con sus amigos, a cambio de elevar su rendimiento con el colegio. No confundir con uno de los peores hábitos de ciertos apoderados: hacer las tareas de sus niños para evitarse la pérdida de tiempo y la lata de enseñarles con paciencia. Hacer las tareas de un hijo no lo ayuda, sólo le evita pensar, esforzarse y aprender. Justamente, las metas que toda educación de calidad persigue. Si quiere que un estudiante progrese, ayúdelo, pero no lo incite a la comodidad por una comprensión malentendida.
7 LLEVAR UN REGISTRO DE NOTAS
Estar muy atento al desempeño escolar de su pupilo implica cierto esfuerzo. No basta con preguntarle ni tampoco con una reunión trimestral en el colegio. Los apoderados que se dan el trabajo de elaborar un pequeño registro de notas de sus hijos están siempre informados, conocen en todo momento su estado emocional y tienen la película escolar al día. Perder quince minutos a la semana para revisar pruebas, controles y trabajos, y anotar en un cuaderno las notas obtenidas, rinde frutos. Nadie como este apoderado sabrá los puntos exactos que calza su estudiante en el colegio y podrá estar atento en caso de injusticia o error en las calificaciones. Además, esta actitud empatiza con los esfuerzos del alumno y éste se siente acompañado en su ruta hacia el mejoramiento.
8 USAR EL DIARIO VIVIR
Para educar a un niño no hace falta un posgrado. Verónica Abud, experta del Ministerio de Educación, dice que la cotidianidad bien usada puede transformarse en una rica fuente de educación. Está a la mano y es gratis: “El aprendizaje se puede reforzar en todo momento del diario vivir”. Si se va de vacaciones con el auto lleno de niños, póngalos a calcular cuántos kilómetros faltan para llegar. Si está cocinando, que su hijo calcule los pesos de los ingredientes. Leer avisos publicitarios y comentarlos; las propagandas en cine y televisión pueden ser desmenuzadas críticamente, revisar diarios y revistas puede dar origen a interesantes conversaciones. Un estudiante es una esponja ávida de aprender, aunque muchas veces no lo sepa. Sus sentidos y su interés están frescos: del padre y del profesor es la tarea de darle el material para enriquecer sus ganas de aprender.
9 INCENTIVAR A LECTURA Y ESCRITURA
Los expertos no se cansan de repetir que la lectura y la escritura son la puerta de entrada al aprendizaje. Suena una obviedad, pero no lo es en tiempos de redes sociales: nada reemplaza a la palabra impresa. Un joven de enseñanza media que no ha cultivado el hábito de leer libros, revistas ni diarios, es probable que presente gran dificultad en la comprensión de sus textos universitarios. Y de no enmendar rumbos, corre el riesgo de replicar esta insuficiencia en el futuro. Por eso, dice José Joaquín Brunner, profesor e investigador de la U. Diego Portales, “incitar a los estudiantes a la lectura de libros, diarios y revistas en la casa es fundamental tarea de los apoderados”. De leer adecuada y regularmente se desprende una buena escritura. Escribir ordena la mente.
10 SENTIRSE SOCIOS Y NO CLIENTES
Los apoderados deben dejar de sentirse clientes de los colegios y pasar a ser sus más fervientes socios. “Al momento de escoger un colegio los padres deberían considerar que serán socios al menos durante doce años, y eso implica conocerse bien, depositar confianzas y apoyarse mutuamente. Está bien que los apoderados exijan sobre aquello que está comprometido en el Proyecto Educativo. Los padres deben educar a sus hijos y eso pasará, a veces, por apoyar al colegio y otras por criticarlo, pero en el entendido de que el bien superior es el desarrollo de sus hijos”, asegura Luz María Budge, a la cabeza de Educación en la Finis Terrae. Al escoger un colegio un padre se hace socio del establecimiento durante largos años, por eso hay que elegir con cuidado. Pero con la decisión tomada, hay que invertir. Eso implica exigir, pero también dar: tiempo, comprensión, participación, opinión. La educación del futuro deberá desterrar a los “apoderados pesadilla”, esos que sólo visitan el colegio para criticar, alegar y defender a su pupilo, aunque éste no tenga la razón. Un padre-cliente es el que se siente con derecho a todo sólo porque pagó. Un padre-socio es aquel que invierte tiempo y paciencia en la tarea de educar junto a la escuela.
Los participantes
Un panel de los mejores especialistas y expertos en educación en Chile contribuyó a este dossier:
1) Joaquín Lavín, Ministro de Educación.
2) Cristián Warnken, Decano de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad del Desarrollo.
3) Tomás Recart, Director Ejecutivo de Enseña Chile.
4) Tito Larrondo, profesor titular y director del Centro de Innovación, Investigación y Evaluación en Educación de la Universidad de Playa Ancha.
5) Eduardo Catalán, presidente de la Asociación Metropolitana de Padres, Madres y Apoderados.
6) Verónica Abud, jefa de la División de Educación General del Ministerio de Educación.
7) José Joaquín Brunner, investigador y director del Centro de Políticas Comparadas de Educación y de la Cátedra Unesco de Educación Superior en la Universidad Diego Portales.
8) Luz María Budge, Decana de Educación y Ciencias de la Familia de la Universidad Finis Terrae.
9) Patricio Pfelmer, matemático, profesor titular de la Universidad de Chile y Coordinador de la investigación “Estándares para la Formación de Profesores en Matemática en Niveles Básico y Medio”, del Ministerio de Educación.
10) Francisco Claro, Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Católica.
11) Cristián Cox, director del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación de la Universidad Católica.
POR MARÍA CRISTINA JURADO.
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