El diario El País de España informa en estos días que la Universidad Politécnica de Valencia prepara la primera gran reestructuración de las ingenierías en dicho país, siguiendo las líneas del acuerdo de Bolonia. Y lo hace antes de que el Gobierno concrete cómo serán las enseñanzas técnicas tras la adaptación al espacio común europeo de universidades, que convertirá todas las diplomaturas, licenciaturas, ingenierías superiores y técnicas en títulos de grado de cuatro años. Los colegios de ingenieros e ingenieros técnicos están manteniendo reuniones para acercar sus hasta ahora enquistadas posturas contrarias: los segundos quieren que el grado sirva para ejercer plenamente la profesión y los primeros creen que en algunos casos, cuatro años no son suficientes.
La pregunta es: ¿por qué en Chile no nos ponemos a discutir este tópico también?
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La Politécnica de Valencia prepara la primera reestructuración de las ingenierías
El Gobierno aún no ha concretado cómo serán las enseñanzas técnicas adaptadas a Europa
IGNACIO ZAFRA – Valencia – 25/06/2007
La Universidad Politécnica de Valencia prepara la primera gran reestructuración de las ingenierías en España. Y lo hace antes de que el Gobierno concrete cómo serán las enseñanzas técnicas tras la adaptación al espacio común europeo de universidades, que convertirá todas las diplomaturas, licenciaturas, ingenierías superiores y técnicas en títulos de grado de cuatro años. Los colegios de ingenieros e ingenieros técnicos están manteniendo reuniones para acercar sus hasta ahora enquistadas posturas contrarias: los segundos quieren que el grado sirva para ejercer plenamente la profesión y los primeros creen que en algunos casos, cuatro años no son suficientes.
La solución definitiva, cuando los colegios se pongan de acuerdo y se reúnan con los rectores y el Ministerio de Educación, no puede tardar porque el tiempo apremia: los primeros títulos de grado está previsto que se ofrezcan en 2008-2009. Así que la Politécnica ha decidido no esperar y plantear ya un cambio que consiste hacer títulos de Grado más generalistas y dejar la especialización para los nuevos masters oficiales.
Su equipo de gobierno se dispone a reducir su oferta de carreras técnicas y superiores al menos en un tercio. Y, en paralelo, también será la primera universidad con la valentía de abordar la embarazosa cuestión de las titulaciones que apenas logran matricular un puñado de alumnos nuevos cada año. Dieciocho de ellas serán eliminadas en el tránsito al nuevo sistema.
La reforma del sistema académico borrará el catálogo cerrado de titulaciones y dejará que las universidades diseñen sus propias carreras. El Gobierno sólo fijará unas directrices y un mínimo de créditos comunes para cada área de conocimiento. Eso abrirá la puerta a la innovación curricular. Existe el riesgo, sin embargo, de que las facultades se limiten a reconvertir las actuales carreras en grados para ahorrarse problemas.
Juan Juliá, rector de la Politécnica, asegura que en su caso no piensan “clonarlos”. El plan, a falta de la aprobación definitiva por los órganos internos, consiste en que las cuatro titulaciones de la rama de ingeniero agrónomo queden reducidas a un solo grado. Y que lo mismo ocurra con las tres de ingeniero de caminos y con las otras tres de ingeniero de telecomunicación, por poner tres casos. Y las especialidades se reconvertirán en masters oficiales o en cursos de menor duración. “Tenemos una oferta de 58 titulaciones que acabarán siendo probablemente 40 grados y una oferta de posgrados complementaria. Básicamente, no queremos salir de ninguno de los campos de conocimiento en los actuamos, sino cambiar la estructura de oferta”, afirma el rector.
La reestructuración se hará también con otros criterios. “Estamos hablando de fijar un nuevo ingreso en el que 75 alumnos matriculados sería el deseable y 50 sería el mínimo. No queremos ningún título por debajo de ese listón. Eso lo tenemos absolutamente asumido”.
La Universidad del campus de Vera no ha sufrido graves problemas de alumnos. Al contrario. Entre los años 2000 y 2005, mientras el conjunto de facultades españolas sufría las consecuencias de la baja natalidad de principios de los ochenta, la Politécnica ganó 600 estudiantes, hasta superar los 34.000.
Su estructura, con dos campus menores en Alcoi y Gandia y varios centros adscritos, provocaron sin embargo que en la radiografía del sistema presentada en febrero por el Atlas de la España Universitaria apareciera como una de las que más carreras insostenibles tenía: siete con menos de 10 alumnos nuevos; y una, ofertada por un centro adscrito que ya ha desaparecido, que no había logrado matricular a nadie.
Es a ese tipo de carreras al que va dirigida la reforma. “Creo que todas las universidades deberíamos hacer un ejercicio importante de responsabilidad. Porque al final nos financia la sociedad y no entiendo que estemos ofertando estudios que la sociedad no demanda. Lo cual no quiere decir que algunas muy simbólicas se mantengan, pero ésas sí que exigirían de un gran pacto para que existiera esa oferta sólo en muy pocas universidades”, afirma Juliá.
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