La investigación científica, particularmente realizada en las universidades, ha progresado fuertemente en España durante la última década. Sin embargo, como muestra el siguiente artículo aparecido el 20 de mayo 2007 en el diario El País, los científicos españoles reclaman del burocratismo que aún traba la asignación de los recursos y la gestión de los proyectos de investigación.
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La burocracia atenaza a la ciencia
Los científicos españoles denuncian la falta de apoyo administrativo y técnico a la investigación
ANDREA RIZZI – Madrid – 20/05/2007
Reportaje El País.com
Dirigir un proyecto de investigación es un calvario. Con estas palabras, este mes 525 científicos españoles lanzaron un grito de alarma acerca de la burocracia hipertrófica y de la falta de personal de apoyo que les obligan a dedicar más tiempo a los trámites que a pensar. Hablando con algunos de ellos se descubre que los mejores científicos de España están absorbidos en tareas de gestores, técnicos y, a veces, de secretaría. Celebran que la inversión pública en I+D esté creciendo, pero alertan de que sin arreglar esas deficiencias, el esfuerzo podría resultar estéril. El temor es que las mediocres condiciones de trabajo hagan difícil obtener resultados, y fácil perder capitales privados y jóvenes talentos.
Reservar habitaciones de hoteles. Ir a Correos. Dedicar más del 50% del tiempo laborable a trámites burocráticos. Así es, aunque parezca increíble, el día a día de muchos investigadores científicos españoles. Incluso los más prestigiosos. Los problemas de la ciencia en España no proceden sólo de la histórica escasez de fondos para investigación. También es una cuestión de grave insuficiencia de personal de apoyo -administrativo y técnico- y de una burocracia hipertrófica que impide a los investigadores poder concentrarse en su trabajo. “Dirigir un proyecto de investigación se ha convertido en un calvario”, denunciaron este mes 525 científicos españoles en un texto publicado en EL PAÍS.
“Recogimos las firmas en dos días”, cuenta Juan Manuel García, director del Laboratorio de Estudios Cristalográficos del CSIC-Universidad de Granada y primer firmante del texto. “Fue una reacción espontánea ante un problema común. Ahora nos planteamos enviarlo al presidente del Gobierno y al Rey. En los últimos años los presupuestos para I+D han crecido, pero no hay avances en la creación de condiciones de trabajo eficientes. Eso dificulta la obtención de buenos resultados”, critica García.
“Yo dirijo un proyecto de siete millones de euros de presupuesto y tengo que contratar a 17 personas”, prosigue el científico. “Para empezar, no sé ni dónde meterlas. Luego, no puedo contratar a los mejores. Si la persona más adecuada para cierta tarea es un doctor japonés, puedo olvidarme, porque el trámite para la homologación de su título es un calvario y se solucionará demasiado tarde. Si necesito material para el laboratorio, a lo mejor me toca esperar meses, porque todo está centralizado, y va lento. Yo me dedico prácticamente a tiempo completo a tareas administrativas. Y cuando invité hace poco a una serie de prestigiosos científicos extranjeros para dar clases aquí durante unos días, tuve que ocuparme yo del tema hotel”.
“El problema de fondo es que la Administración trata a la ciencia como cualquier otro servicio. Con los mismos mecanismos con los que se relaciona con una empresa que hará una autopista”, observa José Luis Huertas, director del Instituto de Microelectrónica de Sevilla. “Hay demasiada rigidez. Así, por ejemplo, yo no puedo contratar a nadie que no haya indicado al principio del proyecto. Pero, si lo que se necesita para hacer una autopista es previsible, no es así con la investigación. Y si desarrollando un proyecto encuentro una pista que exige personal especializado que no se había previsto, tendré un gran problema. Tenemos mucha carga burocrática, pero ninguna autonomía o flexibilidad”.
El Instituto de Microelectrónica de Sevilla cuenta con 35 doctores. Pero sólo con siete técnicos. Los científicos denuncian que la ratio de técnicos por investigador en España es hasta cuatro veces inferior a la de los países más avanzados, lo que obliga a los investigadores a perder tiempo en tareas que podrían desempeñar otros.
“Estoy de acuerdo con ellos en que existe este problema”, comenta Miguel Ángel Quintanilla, secretario de Estado de Universidades e Investigación. “Sin embargo, no comparto la valoración implícita en su discurso. En los últimos tres años la inversión del Estado en I+D se ha duplicado. El número de investigadores ha crecido un 55%. Pero no se puede hacer todo a la vez. Así, frente a este gran impulso, el número de técnicos ha crecido sólo un 20%. Es verdad que hay un desajuste, pero es porque hay más dinero, más proyectos y más investigadores”.
“España necesita incorporar a muchos jóvenes investigadores. Tenemos que recuperar una deficiencia histórica, reducir la distancia que nos separa de otros países”, observa Carlos Martínez, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “El esfuerzo de estos años está siendo excepcional. Es cierto que hay problemas, pero se está trabajando para solventarlos. No es momento de llorar”, prosigue.
Las estadísticas disponibles reflejan sólo parte del esfuerzo del actual Gobierno, ya que el último dato cerrado es el de 2005 (fruto del presupuesto de 2004). Ese año, en España el I+D representaba el 1,13% del PIB. El anterior, el 1,07%. La dinámica es positiva y los expertos calculan que en 2006 podría alcanzarse el 1,25%.
Sin embargo, el ritmo es insuficiente para alcanzar el objetivo del 2% establecido para 2010, según señala el INE, y la distancia es abismal no sólo con países punteros, que dedican más del 3% de su PIB a I+D, sino también con la UE-25, que alcanzaba el 1,81% en 2003, último dato disponible.
En todo caso, el esfuerzo realizado podría resultar estéril, temen los científicos, si no se corrigen los problemas que denuncian. Porque con ellos es difícil lograr resultados, y fácil que capitales privados y jóvenes talentos se vayan a otros países. “Si yo fuese un empresario con capital para I+D, no lo metería en España”, dice García.
“Somos conscientes del problema y estamos poniendo remedio. Creamos el año pasado la oficina Eurociencia, que ayuda en la gestión de los trámites relacionados a fondos UE. Estamos elaborando un programa para la formación de personal especializado en la gestión de proyectos de investigación. Y, a través de la ley de reforma universitaria y de la de agencias flexibilizaremos el sistema y dejaremos más margen de actuación a los científicos”, dice Quintanilla.
Entrevistas
Juan Luis Arsuaga, Paleontólogo
“Hasta hace no mucho tenía que ir a Correos”
“Hasta hace no mucho tenía que ir a Correos. Ahora las cosas van mejor, pero no excluyo que me toque ocuparme de esas cosas otra vez en el futuro”, dice Juan Luis Arsuaga, paleontólogo, premio Príncipe de Asturias de investigación.
“La falta de personal de apoyo es un desequilibrio general en la ciencia española. Sin embargo, quiero subrayar también la falta de personal que se dedique a vender el trabajo de los investigadores y a procurar financiación”, observa Arsuaga. “Me gustaría que alguna vez la Universidad me llamara y me dijera que han hablado de mi trabajo a alguien que resulta luego estar dispuesto a montar un proyecto. Somos siempre los investigadores los que buscamos la financiación”.
“También me gustaría entrar en un centro de investigación y oír hablar en inglés, porque hay estudiosos extranjeros. Pero siempre se oye el castellano: tenemos aranceles a la importación de cerebros todavía muy altos. Es una pena, estamos a un metro de distancia de la excelencia, pero no logramos acortarlo. Para ello, hay que atraer a los mejores cerebros y a la inversión privada. La pública, ahora, no está mal”.
Màrius Rubiralta Rector de la UB
“Hace falta formar gestores profesionales”
“Las dificultades que denuncian los científicos son una evidencia”, observa Màrius Rubiralta, rector de la Universidad de Barcelona y vocal de la Conferencia de rectores con competencias en I+D. “En los últimos años hubo un aumento de la financiación que no ha ido acompañado por una simplificación de los procedimientos”.
“Es fundamental ahora simplificar, reducir las ventanillas, la complejidad de instrumentos. También hay que reducir los controles previos, ahora muy abundantes, y apostar más por los posteriores. Y en tercer lugar hay que apostar decididamente por la formación de profesionales de la gestión. La carga no puede pesar sobre la cabeza del investigador principal. Hay que pasar de un sistema voluntarístico a uno profesional”, comenta Rubiralta.
“Éstos son los ejes principales. Y en esta dirección se está trabajando en la formulación del Plan Nacional que entrará en vigor en 2008. Pero hay muchos actores en juego, y no es fácil encontrar el consenso. Todavía no se ha conseguido del todo y en el sector hay la percepción de que aumentan los fondos pero no cambia el sistema”.
Fernando Hiraldo Director de Doñana
“Tuve que renunciar a la dirección de un proyecto”
“Dirijo un instituto de excelencia y se me cae el alma cuando un científico de mi equipo, Carlos Herrera, uno de los 250 más citados del mundo, me dice que no ha dormido la noche anterior porque está metido en un lío burocrático y teme perder los fondos. ¡No puede ser!”, comenta Fernando Hiraldo, director de la Estación Biológica de Doñana.
“Por otra parte, en Doñana sólo contamos con un técnico por cada tres investigadores. Eso significa que tengo científicos que pierden todas las semanas un día para colocar trampas en el campo, una tarea que podría perfectamente desempeñar otra persona y que puede exigir hasta 60 días para un solo estudio”, se queja.
“También tenemos graves deficiencias de personal administrativo. Así, hace no mucho, tuvimos que renunciar a dirigir un proyecto internacional impulsado por un centro alemán con mucho presupuesto. Nos ofrecieron participar y dirigir. Sólo pude aceptar la participación. Con la estructura administrativa que tenemos, aceptar hubiese significado el colapso”.
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