¿Hasta dónde y cuánto han penetrado los blogs o bitácoras el mundo académico? ¿Usan los profesores e investigadores universitarios este nuevo medio de trabajo y comunicación? ¿Y con qué objetivos?
Según la revista especializada The Chronicle of Higher Education, los blogs académicos estarían multiplicándose como hongos después de la lluvia. Tal parece ser la situación en algunos países desarrollados, mas no aún en Chile. Sin embargo hay weblogs chilenos de perfil académico o de impacto en la academia como los de Fernando Flores y Patricio Navia.

Otros, menos conocidos, pero de interés:
— Blog de Ernst R. Hajek. Por un medio ambiente -natural, construido y social- saludable. Hajek es profesor titular de la Pontificia Universidad Católica de Chile y asociado al Departamento de Ecología, Facultad de Ciencias Biológicas, PUC.
— La Mirada – Jorge Navarrete Poblete. Actualmente se desempeña como Jefe del Comité Asesor del Gabinete Ministerial, Ministerio de Defensa Nacional, y gestiona además una página con sus publicaciones.
— Blog sobre Derecho Informático y Tecnologías de la Información en Chile, por Carlos Reusser, investigador académico en el Centro de Estudios en Derecho Informático de la Universidad de Chile.
De caulquiera forma, los directorios de blogs académicos existentes –como Rhetorica, por ejemplo– contabilizan sólo una fracción de las bitácoras y no distinguen si acaso están activas o no.
Sin duda, algunos blogs producidos por académicos han tenido gran éxito. Es el caso de Instapundit, de Glenn H. Reynolds, Beauchamp Brogan Distinguished Professor of Law de la University of Tennessee, que recibe varios miles de visitas diarias. Otros académicos, como el del economista de la Universidad de Berkeley, Bradford DeLong, combinan en dos distintas direcciones su blog personal —Brad DeLong’s Semi-Daily Journal— que él califica como “Fair, Balanced, and Reality-Based”, y su página personal, de corte más decidiamente erudito.
En el campo de la educación, la mayoría de los blogs se ocupan del uso de las nuevas tecnologías en la escuela y la sala de clase; particularmente el uso del propio blog como medio para organizar la enseñanza. Buenos ejemplos son Stephen’s Web, de Stephen Downes, actualmente miembro del e-Learning Research Group del Institute for Information Technology en Moncton, New Brunswick, Canadá, y el blog elearnspace, que contiene una selección de bitácoras sobre modalidades del aprendizaje basado en la red.
Los blogs académicos cumplen por ahora varios fines, combinando uno más en cada caso particular:
— Poner a disposición del público, pares y públicos no especializados, la producción de los investigadores, tanto bajo la forma de un archivo dinámico como de una plataforma para obtener feedback.
— Informar sobre asuntos esotéricos, habitualmente discutidos entre expertos, a públicos más amplios y recoger reacciones y comentarios de estos.
— Disponer de una bitácora para proyectos de investigación en curso, incluso utilizándola como medio para organizar, coordinar y comunicar el trabajo del equipo de investigación y para la gestión de conocimientos en red.
— Publicación instantánea de opiniones de especialistas sobre asuntos del día, actividad que ha sido criticada en círculos académicos pues podría favorecer la tendencia de convertir a investigadores especializados en un tema específico en opinantes generalizados, los cuales, invocando su autoridad en un campo determinado de especialización, invaden territorios que ellos apenas conocen o dominan.
Un uso especialmente intenso de los blogs académicos se observa entre estudiantes de doctorado en diversas universidades del mundo. PhDWeblogs.net, por ejemplo, registra más de 300 bitácoras de doctorantes que, a través de este medio, participan en una comunidad de intereses compartidos, buscan y ofrecen ayuda y consejo, reciben apoyo y, en ocasiones, convierten al blog en el propio objeto de investigación de sus tesis doctorales.
La discusión en torno a los weblogs académicos está abierta. Frente a los partidarios de esta innovación se hallan sus críticos, que temen por el futuro de la academia: habrá más y más publicaciones sin revisión de pares, los estándares de la discusión disciplinaria se deteriorarán, la instantaneidad de las publicaciones (en curso) crearán problemas de propiedad intelectual y de plagiarismo, los académicos se verán distraídos de su verdadera vocación para dedicarse a un dudoso ejercicio de narcisismo e instantaneidad, etc.
En suma, estamos frente a una innovación cuya difusión y apropiación se hallan recién en sus comienzos. La manera como ella evolucione dependerá, fundamentalmente, de los usos que se den a los blogs académicos y de la forma como este nuevo medio-actividad se incorpore al marco institucional de las universidades y a las prácticas académicas más habituales. Dependerá, asimismo, de los públicos que utilizan los blogs, pues, a fin de cuentas, son las relaciones sociales que se construyen en torno a las tecnologías las que definen el lugar de éstas. Y no al revés.